El paso del tiempo
Extraña su boca, por besadora y habladora. Por ser capaz de cantar las más dulces melodías, y de gritar las más fieras broncas.
Extraña sus ojos, que miran y se dejan ver. Transparentes, sinceros. Capaces de reír, y de llorar, y de ambas cosas al unísono.
Extraña sus manos, suaves para acariciar, duras para dar pelea.
Extraño. Así se siente a veces frente al espejo. Con ojos que no dicen, boca que no grita, manos que no logran acariciar.
Extraña sus ojos, que miran y se dejan ver. Transparentes, sinceros. Capaces de reír, y de llorar, y de ambas cosas al unísono.
Extraña sus manos, suaves para acariciar, duras para dar pelea.
Extraño. Así se siente a veces frente al espejo. Con ojos que no dicen, boca que no grita, manos que no logran acariciar.
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