3.3.05

La decisión

Se levantó sonriendo, como casi ninguna mañana.
Se detuvo a mirarse en el espejo, poro por poro, sin dejar pasar el más mínimo detalle.
Abrió todas las persianas y ventanas, para que la luz del sol inunde el departamento que hasta hace pocas horas estaba inmerso en una oscuridad constante.
Se sirvió manjares, y frutas, y vinos, como los que hacía tiempo no disfrutaba.
Se puso su mejor vestido, recorrió cada rincón, se sentó en su silla preferida.
Inhaló profundo y exhaló fuertemente.
Y entonces sí, apretó el gatillo.