18.3.05

El río de la mediocridad

Cuenta la historia que el hombre sólo atinó a dar dos pasos y luego volvió a su asiento con las ansias intactas. Y estancado en el río de la mediocridad, se quedó sentado viendo pasar los inviernos, hasta que la última hoja seca abandonó su tronco.
El hombre, sentado, lloró nuevamente todas sus miserias. Una a una aparecían y se clavaban bajo la piel arrugada, mientras la muerte volvía a pisarle los talones.
Y con el alma estrujada se fue ahogando en sus propias lágrimas, con la vena hinchada de tanto haber aguantado. Con la certeza sombría de haberle pasado por al lado a la vida.