11.4.05

Salto mortal

Mal de amores. Cuando el corazón se viene en picada se hace más fácil mirar el suelo, y vos no sos la excepción. Demasiado tarde para abandonar, ya estás en la arena y los leones se van a soltar. Tarde o temprano el Cesar va a bajar el pulgar y ni si quiera te vas a haber dado cuenta que no eras un gladiador.
Ya sabemos con que vas a pagar tu salto mortal. Sangre, sudor y lágrimas, sangre y sudor. Lágrimas.
¿Otra vez deseando cuartos sin techo? ¿Y después de eso que?. No todos los días el sol va a estar de tu lado, ni todas las noches las estrellas van a ser tu velador.
Si reinaste esta paraíso por tanto tiempo no creo que vayas a olvidar la corona, ni a tus súbditos lamiéndote las suelas.
Más de una vez supiste negociar con el Diablo, pero de golpe la noche se te vino encima. Y entendiste lo que es oler mal cuando alejaste la nariz del plato.
"La mejor astilla es la de la rama", te dijeron una vez. Y desde ese momento no paraste hasta ser indispensable en ese circo donde los payasos lloran después de cada risa.

Pena de muchos, consuelo de tontos. Encerrada en tu pobre cuerpo, tu alma ya no sabe de que se trata la libertad. Y eso, mi viejo, es más grave de lo que todos creemos.
Le jugaste tu cabeza a los dioses y vas perdiendo. Te tiraste en la cama y te quedaste ahí, viéndote caer. Otra vez en picada.
Caretas de caras. Los rostros siguen siendo los mismos, pero se están disfrazando. Para cuando te des cuenta ya vas a estar entrando en la caja. Vas a ser un objeto más.
La carcajada te secó la boca y la oscuridad se te fue metiendo de a poco bajo la piel. Te llenaste la sangre de manjares, te miraste al espejo y te viste demasiado triste como para sonreírte. Demasiado triste...