19.10.05

Carroñeros

Paraná tiene dos caras. La más oscura, la que no sonríe, cobija en sus calles de barro y piedras a todos aquellos que el sistema esconde debajo de la alfombra.
Para evidenciar aquello de que el hambre es un crimen, sólo es necesario abrir los ojos y los oídos.
En el Hospital Materno Infantil San Roque de la ciudad entrerriana, se le apagó la vida a un bebé de dos meses, producto del hambre y de la sed. Y sus ocho hermanos están igual. Fatigados de hambre, sin salud, con lo inevitable en el horizonte.
Sin embrago, el poder sigue mirando al costado. Sigue comiendo de la carroña que él mismo crea.



Fuente: Agencia de Noticias Infover