25.1.06

Sombras

Algunas almas tienen rincones oscuros, en los que las sombras ponen a resguardo aquello que por alguna razón se niega a abandonarlas para siempre.
Quizá esta noche vuelva a soñarla y por la mañana despierte repentinamente, como tantas veces. O como tantas otras, tal vez ni siquiera pueda dormir.
Su recuerdo sigue borroso, infame. Llega para deslumbrar, una vez más. Y desaparece como una ráfaga de viento cálido que revuelve la paz de su letargo.
No es tímida. Sabe cuando y como regalar sus sonrisas. Y más aún, que él no puede resistir el embrujo.
De pronto, se desata el torbellino. Y las sensaciones se agitan, los recuerdos se iluminan, inundan su cuerpo. El devenir de la memoria lo marea y lo hunde. Lo atrapa.
Entonces, ella suelta su mano, súbitamente, sin mirarlo a los ojos. Y él se ahoga en sus penas, con la herida abierta y sangrante. Una vez más, asfixiado en sus sombras.