30.9.04

Ofrendas

Te daría miles de estrellas, todas las flores, cada perfume del aire. Te daría de beber el mejor néctar y de comer el más sabroso manjar. No alcanzaría el mundo para escondernos de los demás.
Te daría mi vida, si no estuviera tan seguro de que la vas a tomar.

23.9.04

Añoranzas

Tengo recuerdos como fotos. Una caricia insolente. Una sonrisa robada. Una lágrima compartida. Un corazón sin grietas, aún.

10.9.04

Como Roma

Como Roma, en la cúspide de la demencia buscás alimentarte de los cuerpos que sufren tu alienación. El poder te enceguece, tu alma ennegrecida sólo quiere más y más. De lo que sea, sólo un poco más.
Sos imperio despiadado, pulgar aplastante, máquina de hambre y muerte. Sos cielo de plomo, pólvora hiriente, mentiras de libertad.
En la cumbre de tu ambición propinás destellos que riegan con sangre un suelo que no te pertenece. Mirás con indiferencia los ojos de quienes dejás sin techo, sin madre, sin esperanza.
¿Cómo describirte? Si a veces cuesta creer que estés ahí, observándolo todo, decidiéndolo todo. Siempre en guardia.
Como Roma, vas a caer. Y cuando las bestias caen el ruido es ensordecedor. Vas a caer y yo voy a estar ahí, viéndote.
Sonriendo.

8.9.04

Los Nadies

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.


Eduardo Galeano

6.9.04

Corsarios

Los hijos de puta nos sangran por la herida que más arde. Corsarios insaciables subidos al pedestal de la rabia. Ojos demasiado abiertos para mentes agotadas.
La fiesta viró y se volvió infierno. Y vos bien sabés de que se trata todo.
Mantienen el diente afilado. Sedientos, se babean en vapores de sollozo y se hunden en sus cuevas mugrientas escudados bajo el ala de su Madre, águila de infinita hambre que no duda en devorar al más irreverente de sus vástagos.
Nuevas palabras para canciones conocidas.
Monstruo angurriento que devora a sus propias crías y las vuelve a parir aún más feroces. Serpiente que envenena su propio culo. Pichones jugados a no poder volar.
Los bolches de papel de diario y servilleta de bar ven caer ángeles ensangrentados desde la caja, embotados para siempre en sus tazas de café.
Mientras, el viento aviva el fuego donde la fogata tiene que arder.
Hay lágrimas que se clavan en la piel.
Y es por eso que te miro con estos ojos.
Porque vivo en la tristeza es que quiero verte sonreír.

2.9.04

Sus ojos

Sus ojos me recordaban el infinito. Viajé miles de kilómetros dentro de sus pupilas y recorrí los parajes más recónditos subido a sus pestañas. Siempre me dolió verlos tristes y ahora los imagino así. Vacíos, como el alma que los recuerda.