28.2.05

El origen del mundo

Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo.En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. me lo contó: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones. -Pero papá- le dijo Josep, llorando - Si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?
- Tonto - dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto - Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.

Eduardo Galeano

18.2.05

Dudas...

¿Por qué será que está mal visto que en el trabajo te encuentren leyendo un libro, pero si estás leyendo el manual de uso del celular hasta el jefe se acerca a mirar?

10.2.05

Como atroces chistes sin gracia

Una banda que no para de tocar cuando debería hacerlo. Que se convierte en víctima y victimario al mismo tiempo. Que elige el silencio como método de defensa. Que intenta deslindar responsabilidades. Que no sabe manejar la situación. ("Cuanto más alto trepa el monito (así es la vida) el culo más se le ve").

Medios que exprimen la noticia macabra hasta agotarla. Muestran todo. Escriben mucho. Dicen poco. Hacen nada.
Ayudados por una sociedad que da vuelta la página y vuelve a abrir grandes los ojos, ante la nueva tragedia que más temprano que tarde va a cubrir con un manto de olvido lo que nunca se debiera olvidar.

Empresarios más preocupados por una moneda extra que por la vida misma. Ninguna novedad, sólo que esta vez salió mal.

Dirigentes con la mirada tan corta como para ver que lo único que se juega es algún futuro político, sin pensar que se timbearon vidas jóvenes que querían ser.

Puede que todo esto resulte redundante, pero anoche caminaba por ahí y en un negocio sonaba Callejeros. Pasé por la puerta y sólo llegué a escuchar esta frase, y todas estas cosas empezaron a rebotarme en la cabeza. Porque suenan así.

8.2.05

Escondido

Soy quien estás esperando. Con tus ojos embravecidos, con tu sed de almas secas. Arrasando con lo que se cruce a mi paso, voy a emerger para siempre desde lo más oscuro, desde lo más lejano.
Ya te esperé demasiado. Observé cada movimiento, cada tentación. Te vi reír y llorar, gritar y aguantar, besar y morder. Te vi volver sobre tus pasos una y otra vez. Y te vi tragar el miedo que te produce saber que existo.
Estabas ansioso por verme llegar y ahora que estoy aquí me querés enclaustrar.
Recuerdo tus ganas de apagarme cada vez que me volvía fuego. Esconderme sólo te condena más, no creas que no estaba cuando menos lo querías.
Soy tu mejor sueño, en el que te ves libre, sin cargar la piedra. Soy el dueño de tus manos, de tu sangre, de tu corazón.
Estuve agazapado, esperando que me necesites. El tiempo suele jugar en mi contra cada vez que pasa urgente.
Pero siempre estás buscándome, tratando de que me asome por el rincón más recóndito de tu alma, que pide a gritos que salga a la luz.
Así las cosas, la magia de tus ojos sigue siendo negra, mezcla de humo y noche sin luna.
Soy la trompada en la pared. Soy la piedra en la mano. Soy la sangre corriendo por tus venas. Ese soy yo, tu más hermoso sueño, del que nunca quisieras despertar.