Vergel
Un día, hastiado de formaciones, trajes grises y paredes altas, imaginó un regalo para sus hijas. Juntó madera, pintura, tapas de envase de dulce de leche y muchas ganas. Con esos elementos, comenzó la construcción de una casa en miniatura.
La casa tenía varias habitaciones, como para albergar a toda una familia. El comedor era amplio e iluminado, lugar de reuniones, cantos y abrazos.Todo eso rodeado por un jardín que rebalsaba verdes y ponía alegres los ojos.
En ese jardín, Carlos imaginaba su libertad.